Naturaleza.

      Encontramos a veces en nuestro camino, paisajes esplendorosos, un poco por lo que nos brinda la naturaleza y mucho por los sentimientos que albergamos en nuestro corazón, nos sentimos tan llenos de vida que sentimos temor por la fragilidad de la existencia, nos invaden pensamientos que nos hacen sentir que hemos conseguido lo que soñamos, que nuestros ideales de juventud se han hecho realidad, porque al ver a nuestro alrededor nos sentimos conformes con lo que tenemos, no por las cosas materiales, sino por la confianza de que somos felices, por esos logros que nos hacen sentir completos, que nos llenan de orgullo por haber llegado hasta donde estamos y con la persona que lo ha hecho posible. Hay tiempo para todo, y creo que ha llegado el de ser agradecido.

Vivencias.

      Y encontramos satisfacción en lo que hacemos, en lo que recordamos, en lo que ha dejado huella en nuestra vida, imaginando como siempre que somos únicos, que lo que sucede a nuestro alrededor es todo lo que importa, queriendo permanecer siempre en esa burbuja que imaginamos, protegiéndonos con esos escudos que hemos construido a lo largo de nuestra vida. A veces nos olvidamos que ha llegado el momento en que lo más importante es vivir, es disfrutar de lo cotidiano, de esos pequeños momentos que hacen que todo valga la pena, porque lo hacemos con la persona que amamos. 

Picnic.

 

    Hoy vivimos de otra manera, notamos la diferencia en todo momento, tratamos de dejar atrás lo que hemos pasado, sin olvidarnos que son las bases de lo que somos ahora, porque nada puede borrarse sin dejar huellas, debemos de tener presente que en este mundo nada es gratis, las cosas que hoy estamos disfrutando nos ha costado mucho esfuerzo, después de cada tropiezo nos hemos levantado muchas veces y hemos seguido adelante, nos hemos mantenido en movimiento, es la ley de la vida, adáptate o no sobrevives. Así que sin remordimientos debemos de disfrutar lo que aún podemos disfrutar.  

Nuevas metas.

     Hemos llegado lejos, nos damos cuenta, pero sabemos que aún nos falta mucho y ese pensamiento es el que nos aterra, que nos causa esa sensación de cansancio porque habíamos pensado que llegar lo era todo, sin pensar que lo que cuesta es mantenerse en ese lugar, luchando por las metas y sueños que hemos anhelado, pero al mismo tiempo construyendo otros nuevos que van surgiendo cada día y por lo que también hay que luchar. Encontrar el balance correcto entre el pasado y el presente nos hará más fuerte para enfrentar el futuro, uno que no se llene de monotonía, que nos lleve a las risas y a la alegría, y a sentirse enamorado como lo estuvimos en aquel primer día.