Nuevas metas.

     Hemos llegado lejos, nos damos cuenta, pero sabemos que aún nos falta mucho y ese pensamiento es el que nos aterra, que nos causa esa sensación de cansancio porque habíamos pensado que llegar lo era todo, sin pensar que lo que cuesta es mantenerse en ese lugar, luchando por las metas y sueños que hemos anhelado, pero al mismo tiempo construyendo otros nuevos que van surgiendo cada día y por lo que también hay que luchar. Encontrar el balance correcto entre el pasado y el presente nos hará más fuerte para enfrentar el futuro, uno que no se llene de monotonía, que nos lleve a las risas y a la alegría, y a sentirse enamorado como lo estuvimos en aquel primer día.