Sin darnos cuenta nos hemos vuelto esclavos del tiempo, de las costumbres, de las rutinas, de las personas que nos rodean, de los sentimientos y de todo lo que está a nuestro alrededor.
Vamos transitando por la vida con un inmenso cargamento en nuestra espalda, con ese afán que nos caracteriza de aparentar lo que ni siquiera por asomo hemos sido ni seremos, tratando con mucho esfuerzo que los demás vean en nuestro comportamiento que somos esas personas tan diferentes, tan distantes de la realidad, y tan especiales que no nos damos cuenta.
Y cuando surge la oportunidad de mostrar lo que está atrás de la mascara que traemos, nos invade el temor, nos agobia la tristeza, nos sentimos descubiertos y nuevamente sentimos la necesidad de volver a colocarnos esa máscara que nos identifica y que hace que nos sintamos cómodos y respiramos tranquilos siendo lo que nos gusta ser.
Sin darnos cuenta somos esclavos, pero esclavos felices, y vamos por la vida deseando que los demás sean felices tanto como lo somos nosotros.
Hoy casi se termina este año, y es momento para una reflexión...
La vida es tan corta, tan difícil, tan hermosa y tan llena de oportunidades para ser feliz, que más vale que la aprovechemos porque en cualquier momento se puede acabar.
2022 ahí te vamos, con todo y sin mirar atrás.
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