En estos momentos de mi vida cuando me he preguntado si realmente vale la pena lo que estoy haciendo, si de verdad estoy seguro de cuanto he hecho, de las decisiones que he tomado y sin esperarlo, mi hijo me dió el mensaje que estaba esperando.
Siéntete libre de hacer lo que te guste, fue como una revelación, una sola frase que me dice todo, mis dudas quedaron en el pasado, porque ahora estoy seguro de lo que quiero, de lo que debo hacer y de cual es el camino que debo seguir.
Alguien por ahí preguntó si los árboles genealógicos podían podarse, y me quedé pensando en la respuesta, es algo complicado desde mi punto de vista y desde el punto de vista de los demás, solamente quisiera decir que la decisión que cada uno tome es muy personal, y el que decida hacerlo es necesario hacerse una transfusión para sentirse completamente libre de llevar la sangre que corre por sus venas.
Hoy la vida me sonríe, tal vez a muchos les moleste, eso ya no importa, porque he aprendido que la felicidad no depende de lo que otros opinen o sientan, la felicidad depende de lo bien que uno se siente, de lo que sientan los que queremos y que son felices de ver que uno es feliz.
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