Cada día que pasa es como si guardáramos un poquito de nosotros, como si tuviéramos un baúl donde atesoramos los momentos agradables, los sinsabores, los retos cumplidos y un sin fin de detalles que llenan nuestras vidas.
Cada día es diferente, y tiene sus sinsabores y malos momentos, pero esos tal vez no nos gustan guardarlos y los echamos a la basura de los recuerdos o los sepultamos en un rincón de nuestra memoria.
Después de tanto tiempo y con el transcurrir de los años quedan en nuestra memoria nada mas los instantes en que hemos sido felices y los conservamos como si fuera la cosas mas preciada, y son los que nos mantienen en pie y nos dan fuerzas para seguir luchando día a día, semana tras semana y así sucesivamente.
Llegar al sexto piso es un logro que no cualquiera puede hacerlo, muchos quedan en el camino, tal vez porque no tuvieron el coraje o porque el destino asi lo dispuso. Pero el simple hecho de lograrlo es un triunfo, pero si lo hacemos y tenemos lo que hemos deseado, creo que debemos de agradecer a Dios por que eso es una bendición.
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