Paciencia, palabra mágica que nos pone en situaciones en las que nunca quisiéramos estar, ya sea sencilla como el soportar la conversación de alguien que nos importa pero que en realidad no es prioridad para nosotros; ayudar a quienes son importantes para nosotros pero que en realidad no quieren nuestra ayuda sino nuestra tiempo y muchas maneras de manipulación para que empeñemos nuestra paciencia en personas cercanas a nuestro entorno y que en realidad lo que necesitan solamente es atención.
Pero existe otro tipo de paciencia, la que utilizamos para soportar estoicamente lo que la vida nos tiene preparado para nosotros, después de que nuestra vida ha transcurrido como la de todos con cosas buenas y pocas cosas malas, de repente nos encontramos en una situación especial, todo es diferente, ya no hay cosas buenas, ya dejan de existir las risas y todo es gris.
No hay nada que nos incomode mas que empezar a tener paciencia para todo, hasta para las cosas mas simples y que de repente ya no seamos dueños de nuestros actos sino que dependemos de lo que quieren de nosotros.
De pronto sentimos que la paciencia no es una virtud, sino una carga que muy pocos se atreven a tenerla y a soportarla, porque lo mas seguro es que no existe una recompensa sino simplemente la satisfacción de hacer lo que es correcto.
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