Y vamos por la vida con una seriedad que espanta, según nosotros comportándonos a la altura, porque el estándar de lo cotidiano es que ser un adulto mayor es sinónimo de aburrimiento, porque todos piensan que ya lo hemos vivido todo, que es el tiempo en que caminar encorvado por el peso de los años, de los recuerdos, de los sueños no cumplidos, hacen de nosotros unas personas que ya no aspiran a nada y es una total equivocación, porque todavía estamos aquí, ocupando un espacio que nos corresponde, un espacio que dejaremos libres quien sabe cuándo, pero todavía estamos llenos de esa energía que nos caracteriza a quienes sabemos que ya no tendremos otra oportunidad, que estamos dispuestos a todo porque ya no hay nada que perder, por eso deben de comprender que estamos dispuestos a realizar, lo que la juventud no se atreve, por el trillado dicho de "El que dirán", eso a nosotros no nos beneficia ni nos perjudica, sino todo lo contrario.
Y vamos por la vida, haciendo locuras, travesuras y muchas cosas más, porque hemos llegado a donde nuestras fuerzas lo han permitido y tal vez un poco más allá.
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