Cuantas veces hacemos en nuestro interior, una tormenta en un vaso de agua, cuántas veces nuestra imaginación va más allá de lo que dicta la cordura, de lo que es correcto, de lo que es normal y de lo que nos hace daño y lo peor de todo, hace daño a otros. Imaginar, es hacer castillos en el aire pero también es construir infiernos que no existen, es revolverse entre las sabanas pensando, queriendo estar donde no estuvimos, cuando no estuvimos y que es algo ha quedado atrás, pero, somos tan necios, que nos encanta sufrir y hacer sufrir, tenemos la mala costumbre de no detenernos a tiempo y terminamos haciendo un desastre.
La imaginación nos lleva por caminos peligrosos, veredas que nos colocan en las encrucijadas de la vida, que a veces no sabemos a donde van terminar, tal vez son callejones sin salida o solamente son callejuelas tan estrechas que no nos dejan ver que existe un buen final.
Cuantas veces nuestro interior nos hace una mala jugada, tal vez nos pone a prueba, vemos el vaso medio vacío cuando en realidad está lleno.
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