jueves, 9 de agosto de 2018

La mesa vacia.

     Hace algunos días mis amigos me prometieron que vendrían a visitarme.
     Para gente de nuestra edad, son noticias que causan alegría, porque ser compañeros en la secundaria y después ser amigos por 40 años tienen mucho significado.
     La cuestión es que me emocione que empece a hacer los preparativos para que cuando llegaran tuvieran lo necesario para que se sintieran a gusto. Primero me enfoque en en lugar en que se iban a quedar, escogí un hotel en el centro para que estuvieran cerca para disfrutar la ciudad, los ventanales daban al mar y se tiene una vista maravillosa y creí que les iba a gustar; Después pensé en un buen restaurante donde se deleitaran con los mariscos y carnes de la región, me gusto el que escogí porque es mi preferido y lo frecuento mucho, la atención es buena, la comida mucho mejor y la cercanía del mar te arrulla con el sonido de las olas, me pareció que por ese lado estaba mas que mejor; El siguiente paso fue escoger un lugar en donde terminar la velada, y me decidí por un lugar donde he ido varias veces, hay música de trova y un buen show de rock, la bebida es variada y para todos los gustos, y la botana estupenda.
     Todo estaba bien calculado, y espere el día señalado.
     Y como ven, aquí sigo esperando, con un hotel que no se ocupo, un mesa vacía y un show que nunca comenzó.
   

No hay comentarios:

Publicar un comentario