A lo largo de nuestra vida vamos acumulando un sin fin de experiencias de las cuales pocas tomamos en cuenta a la hora de tomar decisiones aunque nos demos cuenta que muchas veces tropezamos con la misma piedra y cometemos una y otra vez los mismos errores.
Siempre existen opciones, aunque no las veamos, o muchas veces no las queremos ver, otras le hacemos caso al corazón sin saber que también el puede tomar decisiones equivocadas por el estado en que se encuentre, si le han hecho daño, si se siente confundido, o ilusionado o tal vez cansado de luchar.
Solamente cuando vemos los resultados y las consecuencias de nuestras decisiones llega el momento de sonreír o de lamentarse, mientras no. El presente no da opción de segundas oportunidades, pero siempre vamos a lamentar mas no haber hecho nada, que sentir la satisfacción de haber tenido el valor o el coraje de arriesgarlo todo.
Cada que vemos un amanecer, debemos de comprender que es una nueva oportunidad tal vez para equivocarnos nuevamente, o simplemente para dar gracias que aun estamos vivos y que todavía tenemos fuerzas para seguir enfrentando los retos y desafíos que están a la vuelta de la esquina.
El presente es un reflejo del pasado y lo que viene después, siempre vamos a desear que sea mucho mejor de lo que hemos vivido y tener algo mejor de lo hemos tenido.
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