jueves, 1 de octubre de 2020

La luna es de queso.

     Cuando era pequeño me enseñaron a ver el conejo en la luna y me dijeron que la luna era de queso y un coyote se lo quería comer. Me enseñaron que en las noches de luna llena no se debía cenar mucho porque ibas a engordar, me dijeron las malas lenguas que en las noches de luna llena salía el nahualt, también me dijeron mis primos en una noche junto a la lumbre que hicimos con olotes que en la luna estaban todos los sueños que tenemos, que se almacenan junto con los deseos que cada día tenemos.

     Y ha pasado mucho tiempo, y ahora que cada que veo una luna llena, siempre me pregunto si es verdad todo lo que creí, si existe ese almacén de sueños, o si es verdad es de queso.

      Hoy que veo la luna llena, únicamente siento nostalgia porque ella sigue igual y yo he cambiado tanto, ya no la veo tan enigmática, mis ojos apenas la distingue pero se que sigue ahi y creo que sigue siendo para las nuevas generaciones un poco de lo que yo imagine. 

     A veces en nuestra vida tenemos muchas clases de luna, la que vemos cuando estamos enamorados y nos parece esplendorosa, sin igual, y llena de buenos presagios; Después vemos la luna como una confidente de nuestros tropiezos y de nuestras desdichas, y de los deseos de salir adelante; Ya con mas tranquilidad vemos que la luna es una esfera brillante que refleja nuestros triunfos o que brilla tan intensamente para decirnos que debemos esforzarnos mas para lograr lo que hemos deseado; Y cuando nuestro camino nos acerca a nuestro destino, la vemos diferente, mas llena de todos nuestros recuerdos, mas llena de nosotros y tal vez es cuando nos preguntamos ¿Acaso somos nosotros con nuestros recuerdos que hacemos que cada vez la veamos mas brillante ?

     La luna llena, son nuestras esperanzas, nuestros sueños y los deseos de que mañana sera un dia mejor del que hoy hemos tenido.

 

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