Cada vez que siento tus labios pegados a los míos, recuerdo todo ese tiempo que no los tuve, y me parece que no ha pasado tanto tiempo, porque todavía recuerdo como si fuera ayer, cuando me diste ese primer beso, rápido, espontáneo, sin que me lo esperara, con esa necesidad de darlo, pero que era tan necesario, porque con eso tú me dabas a entender, que estabas tomando el riesgo de que tu amor me pertenecía.
Y fue allí, en ese lugar que tiene tanta magia, en ese lugar en que las piedras nos rodeaban, como si fueran testigos mudos de tantos amores, ahí donde el amor hace milagros, porque estoy consciente de que el primer beso que tú me diste sirvió para completar ese hechizo que haría que nuestro amor fuera para siempre.
Cada vez que siento tus labios, me imagino ese primer beso, y lo disfruto como si fuera esa primera vez.
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