Hay veces que vemos a una persona, ya sea físicamente o en una foto, y nos hace volver inmediatamente al pasado, nos transporta como por arte de magia a otra época, una en la cual todo era diferente, una en donde el futuro no nos parecía tan incierto, porque vivíamos solamente el presente que teníamos a la mano, nuestro corazón latía de diferente manera, porque nuestros pensamientos solo sabían hacerlo como estaba acostumbrado o como se estaba acostumbrando, fue una época muy feliz dentro de todo lo que recordamos con nostalgia, no porque ya haya pasado sino porque no sabremos responder con exactitud a la pregunta de, si quisiéramos volver a ella.
Y sentimos todavía la sensación de correr libremente, sacando de nuestro interior lo mejor de nosotros, sintiendo que eramos capaces de ser siempre el primero en lo que hacíamos, tanto individual como en equipo, porque eso fue lo que se nos enseño, a ser siempre un equipo, aunque a muchos tal vez nunca les cayo el veinte, aprendimos que para triunfar era necesario mucho esfuerzo, dedicación, valor, coraje y seguridad en uno mismo. Tal vez no lo sabíamos pero eran lecciones de vida, esas que son tan necesarias para salir adelante en la realidad, en esa que a cada rato nos da sorpresas y hace que todo nuestro panorama cambie, y si aprendimos bien la lección, tendremos el orgullo de decir que valió la pena tanta disciplina, que en algún momento se nos enseño.
Hay veces que ver a una persona, sea como sea, nos hace agradecer por lo que han significado en nuestra vida, sonreímos y tal vez se nos escape un suspiro, porque en su momento fue un presente lleno de realidad.
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